Bolsas de vacío biodegradables han surgido como una alternativa prometedora a las tradicionales bolsas de plástico. Pero, ¿en qué se diferencian exactamente los procesos de producción de estos dos tipos de bolsas?
El viaje comienza con las materias primas. Las bolsas de vacío biodegradables se elaboran a partir de fuentes vegetales como PLA (ácido poliláctico) o PBAT (tereftalato de adipato de polibutileno), a menudo derivadas de recursos renovables como el almidón de maíz o la caña de azúcar. Esto contrasta marcadamente con las bolsas de plástico tradicionales, que normalmente están hechas de polímeros a base de petróleo como el polietileno (PE) o el polipropileno (PP). La preparación de estos materiales también varía. Los materiales biodegradables se someten a procesos de fermentación y polimerización para crear el polímero deseado, mientras que los plásticos tradicionales dependen de la síntesis química a partir de combustibles fósiles no renovables.
Tanto las bolsas de plástico biodegradables como las tradicionales se forman mediante procesos de extrusión, donde la resina polimérica se funde y se le da forma en películas delgadas. Sin embargo, los parámetros y condiciones durante la extrusión pueden diferir según las características únicas de los materiales utilizados. Los materiales biodegradables pueden requerir especial atención a las temperaturas y velocidades de procesamiento para mantener sus propiedades y promover la biodegradación. Además, puede ser necesaria la adición de aditivos o agentes compuestos para mejorar el rendimiento o facilitar la biodegradación en bolsas de vacío biodegradables.
Dadas las afirmaciones ambientales asociadas con los materiales biodegradables, los procesos de producción de bolsas de vacío biodegradables a menudo implican pruebas y medidas de control de calidad rigurosas. Es posible que los fabricantes deban garantizar el cumplimiento de las normas y certificaciones de biodegradabilidad, así como evaluar el rendimiento general y la durabilidad de las bolsas.
Una de las distinciones más importantes radica en las consideraciones sobre el final de la vida útil de estas bolsas.
Bolsas de vacío biodegradables están diseñados para descomponerse en componentes naturales con el tiempo cuando se exponen a condiciones ambientales específicas, como instalaciones de compostaje o suelo. Esto contrasta marcadamente con las bolsas de plástico tradicionales, que no se biodegradan fácilmente y pueden persistir en el medio ambiente durante cientos de años.
Como resultado, los procesos de eliminación y reciclaje de las bolsas de vacío biodegradables pueden diferir significativamente de los de las bolsas de plástico tradicionales. Los canales de eliminación adecuados, como instalaciones de compostaje o procesos de reciclaje industrial, son cruciales para garantizar que las bolsas puedan biodegradarse de manera efectiva y minimizar su impacto ambiental.